En los últimos tiempos son frecuentes las acciones para concientizar acerca de la prevención de la enfermedad del cáncer que ha venido aumentando en forma vertiginosa en Paraguay y muchas zonas del mundo.
El Instituto Nacional del Cáncer reportó 80.000 pacientes atendidos en 2014, cifra que aumentó a 92.000 en 2015, en su mayoría cáncer de mama, útero, piel, próstata, pulmón y colon.
Lazos rosados en las redes, marchas por, frases e imágenes alusivas en las publicidades de los medios, hasta el Palacio de López se ha embanderado con sus luces rosadas para sumarse a la lucha contra el cáncer...En algunas instituciones públicas se ha otorgado un día al año sin descuento para que las funcionarias puedan acudir a realizarse una mamografía...
Pero todo lo citado son solo medidas secundarias, no atacan al cáncer en sus raíces, no evitan las causas de su generación, en suma, no nos protegen de la enfermedad.
Son las autoridades las que no invierten en investigación lo suficiente, ni siquiera lo básico. Son las autoridades las que no proveen de sistemas de sanidad adecuados como agua potable y cloacas. Son las autoridades las que permiten la entrada al país de productos transgénicos y la siembra de soja transgénica. Son las autoridades las que permiten la fumigación de los campos con agrotóxicos que envenenan hasta los escolares que están en escuelas cercanas. Son las autoridades que permiten que la polución en el tránsito tape nuestros pulmones.
Vivimos en una sociedad en la cual nos deslumbra hacer dinero, sea por el medio que sea, no importándonos ni siquiera la propia salud, mucho menos la de los demás. Fumar, comer comida chatarra, beber energizantes, trasnochar, medicarnos ante cualquier síntoma leve, usar productos de belleza con cualquier ingrediente, nada nos detiene. Nuestra ignorancia por supuesto también está permitida y hasta fomentada por el poder.
Y después queremos detener el cáncer usando en nuestra solapa o en nuestra página de face el lazo rosado. Un engaño y una hipocresía más del sistema en que vivimos, contra el cual no podemos combatir solo desde las redes si queremos lograr cambios reales. El cáncer no se cura con el lazo rosado. Es una enfermedad que responde a un tipo de vida alocado y salvajemente desinteresado por la salud.-